Dibujos hechos a lapiz
Los dibujos hechos a lapiz tienen un encanto especial que solo los profesionales que se dedican al retrato son capaces de transmitir. Una delicada magia que la fotografía no es capaz de recoger y que tiene que ver con captar la esencia de un rostro, con la personalidad de cada gesto, de cada expresión, de cada arruga.
Los dibujos de personas a lapiz nos enseñan una imagen despojada de lo accesorio, eliminando lo que distrae, porque el retrato a lápiz se centra en la emoción y en la conexión con su entorno que la persona retratada refleja en su mirada. En la era de la imagen digital los dibujos profesionales a lapiz son capaces de encontrar sentimientos en lugar de píxeles.
Dibujos hechos a lapiz
Pero los dibujos hechos a lapiz no solo son el fruto de una mirada especial sobre el retratado, sino que requieren de una experiencia forjada durante años de práctica. Son el resultado de la combinación entre la técnica y la pasión, una mezcla que se expresa con la imagen mejor que con la palabra. El retrato en los dibujos hechos a lapiz es la síntesis casi mágica de esa convergencia.
Los dibujos de personas a lapiz no solo viven de la emoción que transmiten, también se hacen duraderos sobre el papel y se pueden enmarcar para hacerlos más terrenales. Pero incluso así, al verlos nos recuerdan aquellos tiempos en los que las imágenes había que hacerlas eternas con pinceles, lápices o carboncillos. Los expertos y los niños, que son capaces de descubrir relaciones ocultas, saben que en esos trazos subjetivos hay más verdad que en la realidad misma.
Para elegir los dibujos hechos a lapiz no hace falta descartar otras técnicas, ni es necesario ser un noble o un personaje famoso, solo es necesario apreciar ese delicado encanto de la emoción, tan antigua como el ser humano.